Los pacientes expresan los motivos para tomar la decisión de acudir al médico como
urgente o indemorable refiriéndose pocas veces a un malestar insoportable.. Suelen
ser otras las razones que aparecen cuando escarbamos un poco en el origen de la
decisión. En ocasiones su motivo tiene que ver con la preocupación de que sus
síntomas sean el inicio de alguna enfermedad grave cuyo pronóstico es
fundamental en función de la rapidez del diagnóstico. No es infrecuente además
que en este tipo de consultas la preocupación tenga origen en algún comentario
o indicación de alguien del entorno; amigos, familia, etc…que son los que
encienden la luz de alarma. En otras ocasiones el motivo es la incapacidad,
imposibilidad o adecuación de acudir a una consulta médica en días y horarios
normales para tales efectos por causa del trabajo u otras obligaciones el cuidado
de los nietos, por ejemplo). Terminar con la sensación de incomodidad que
producen determinados síntomas de patologías, aunque sean banales, y se sepan
como tal, suele ser otro de los motivos: la mujer que tiene cistitis y por
experiencias previas sabe lo molesta que puede ser y lo rápido que puede ser
tratada y a la que le resulta difícil esperar uno o dos días a que su médico le reciba para poder iniciar un
tratamiento. O a quien una rinorrea acuosa o una tos nocturna le generan una
molestia que empieza a repercutir en otras áreas de su vida y quiere “algo” que
le quite esos síntomas cuanto antes.
Educar al paciente lo planteamos como
informar, señalar signos y síntomas de alarma, dar consejos e instrucciones
para el manejo en fases iniciales de la enfermedad, etc. pero puede que esta
estrategia suponga el estar hablando en una longitud de onda distinta a la del
paciente. Es posible, incluso, que todo eso ya lo sepa. El valor de interesarse
por los valores y creencias que están detrás de la decisión de acudir como
urgentes está en saber adecuar nuestra conducta para abordarlos ya sea
tranquilizándolos, desmontándolos con argumentos, pactando en situaciones
concretas , reforzando conductas adecuadas, siendo comprensivos con los motivos
aunque mostrando “nuestra otra versión” de los hechos.
Existe otro concepto al que creo que es
necesario apelar en el tema de la atención urgente: la co-responsabilidad.
Trasladar la idea de que la consulta es
de la totalidad del cupo y deslizar el argumento de que el buen funcionamiento
de la consulta depende del uso adecuado que hagamos todos: personal del centro
de salud y ciudadanos que acuden. Una idea a transmitir a través de detalles en
comentarios, gestos, “normas” de las que nos dotamos entre todos, etc.. y a lo
largo del tiempo y no en el momento en el que los intereses de las partes son
diversos y encontrados y nuestra capacidad de escucha esté más que
probablemente disminuida.
(la imagen es una ilustración de Niki De Saint Phalle )
(la imagen es una ilustración de Niki De Saint Phalle )
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